Ya está. Los Campos Elíseos ya están desnudos del amarillo de este 27 de Julio, y en esta edición han sido testigos de algo histórico: la tan anunciada, publicitada y esperada La Course, la carrera que estaba llamada a marcar un antes y un después en el ciclismo femenino. Si lo conseguirá es algo que iremos viendo poco a poco, pero, de momento, ya hemos visto muchas luces y sombras.
Brillante fue ver a las ciclistas rodando por el mítico recorrido de los Campos Elíseos, con la belleza añadida este año del rodeo al Arco de Triunfo. Emocionantes e impresionantes imágenes para todo aficionado ciclista, intensificados para los que, como yo, llevan años soñando con la egalité. Como casi siempre, las actrices principales cumplieron a la perfección con su trabajo: corrieron rápido y al ataque, con la dificultad de que para ellas era la primera vez en el circuito con toda la presión añadida de esta carrera. Porque esta carrera ha sido un examen para el pelotón, una prueba de fuego donde desde la misma línea de salida han estado siendo evaluadas desde muchos frentes.
Y antes de la carrera, un diez para las ciclistas, que han hecho una labor importantísima difundiendo, escribiendo, viviendo con emoción e intensidad este evento. No se les puede pedir más, ahora toca a los organizadores de carreras, inversores y afines contagiarse, salir de su zona de confort y apostar por el ciclismo femenino. Esperemos que la bola de nieve crezca y veamos ya concretarse proyectos.
Se puede empezar ya: el Specialized-lululemon dejará de existir el año que viene si no encuentra inversor/inversores, así que han lanzado una campaña de crowd-founding aprovechando el tirón mediático de La Course. O como ha anunciado Dave Brailsford en la BBC, que quiere que Sky tenga su equipo femenino… de todas maneras, este rumor lleva circulando mucho tiempo y, hasta que no se vea, es difícil creer en ello a corto plazo.
En cuanto a la cobertura en vivo de la prueba, la retransmisión empezó ensombrecida. “Problemas técnicos” nos privaron de 15 minutos de emisión, quedando así reducida a 50 minutos. En una carrera de poco más de 2 horas, y donde se sabía que iba a haber ataque tras ataque desde la misma línea de salida, es muy triste pensar que nos perdimos más de la mitad, tan interesante como lo que sí pudimos ver. Una persona presente en la sala de prensa en los Campos Elíseos comentaba atónito, viendo que nadie prestaba atención a los monitores cuando arrancó la prueba, que le apetecía darse cabezazos contra la pared… exactamente lo mismo sentí cuando la emisión de Eurosport cortó por lo sano los abrazos y la alegría de la vencedora y su equipo para presentarnos a Greg Lemond, a unos metros de allí, haciendo su resumen de las etapas del Tour. Desconozco si en el resto de canales internacionales se vió igual, pero el detalle muestra una falta de respeto hacia las féminas absoluto.
Pero el colmo del desinterés vino minutos después, cuando no se nos mostró la ceremonia del podio. Frustrante. Mientras nos llegaba alguna foto vía Twitter del mismo, por la tele nos mostraban resúmenes del Tour, la bici amarilla de Nibali, los inicios absolutamente intrascendentes de la última etapa… y a las vencedoras, mientras les entregaban ramos de flores, tan sólo un grupo de fotógrafos (me atrevo a decir que “los de siempre” y pocos más) les hacían los honores merecidos. Eso sí, que la ganadora se llame Marianne Vos posiblemente ayudó a que la escucháramos tras la prueba en declaraciones que no llegaron a los 3 minutos. Privilegios concedidos a Su Majestad y migajas para el resto.
Mención aparte los chicos en el podio: un adorno totalmente innecesario, modelos que más bien parecían guardaespaldas. Si queremos un deporte femenino en igualdad, queremos igualdad en lo importante, no en lo superficial. Igual cobertura, iguales premios, igual trato, iguales oportunidades. Que haya modelos masculinos o femeninos en los podios es vergonzoso, denigrante y arcaico. En vez de modelos, que suban a los podios personas importantes, conocedoras, valedoras del deporte: organizadores, promotores, ciclistas, integrantes del mundillo. Que no traten de ir de progresistas, por ahí se equivocan, y que las carreras de féminas sigan como hasta ahora, sin floreros humanos y sonrisas profidén en los podios.
Y ya para acabar, parecido efecto transmite el cartel oficial anunciador de la prueba, que ya vimos meses atrás. Esas dos chicas esqueléticas y dudosamente deportistas con su melena al viento no representan para nada el espíritu ciclista femenino. El glamour está presente en el pelotón femenino, lo vemos cada día, hay que explotarlo y se puede representar de muchas maneras, pero no desvirtuando hasta tal punto la imagen de este deporte.
Espero no repitan diseñador el año que viene. Si les parece bien, que reutilicen la idea para las pasarelas de moda de París, pero no para las ciclistas volando sobre los adoquines de los Campos Elíseos.