En el ciclismo, como todo en esta vida, hay sitios que por un motivo u otro se convierten en iconos. Plazas donde se centra la atención de una prueba, lugares donde tanto ciclistas como espectadores esperan con ansia su llegada. Por el pasado, por el presente, por su espectacularidad, por su belleza o simplemente por convertirse en el juez que dicta quien puede alcanzar el triunfo y quien no, esos lugares son leyendas vivas del ciclismo. En De Ronde, son varios los iconos del ciclismo que sobresalen en el recorrido. Por encima de todos ellos uno. El Muur van Geraardsbergen, mundialmente conocido como el Kapelmuur, es un templo del ciclismo. Un lugar donde sus últimos cien metros separan al héroe del villano. Unos últimos metros donde sólo los más grandes son aclamados por el gentío que se agolpa a los pies de la capilla. El templo, fiel observador, es el guía que ilumina al hombre. Hombre y máquina. La lucha del ciclista y su herramienta contra la pendiente y el pavé de un muro celestial.

La última curva desemboca en una de las panorámicas más bellas del ciclismo (c) Bettini

El Kapelmuur simplemente es el muro del ciclismo. Desde su primer paso en 1950 hasta la fecha es el símbolo en De Ronde. La expectación por su llegada, la magia que recorre cada pedalada en un ambiente totalmente festivo, hace que el Muur sea único. Desde su comienzo bajo la intensa mirada de la Iglesia de San Bartolomé hasta el final en la Capilla la inclinación va en un aumento constante bajo la atenta mirada de una muchedumbre agolpada dispuesta a presenciar otra batalla determinante para el desenlace del Monumento. Ser el primero en avistar la capilla es el objetivo. Objetivo que cumplió el italiano Fiorenzo Magni , primero en coronar el Muur. Su épica galopada le llevó a un nuevo triunfo en Wetterem y a un montante económico de 30.000 francos de los cuales 18.000 fueron por cruzar en primera posición el Kapelmuur. Magni fue el primero de los grandes nombres. Otros muchos hicieron valer su determinación y poderío sobre los adoquines de Geraardsbergen. Demostraciones de fuerza y supremacía como la de Johann Museeuw y Fabian Cancellara o ataques como los de Peter Van Petegem o Eddy Merckx. Bailando sobre la bicicleta o sentado. Cualquier manera era válida para salvarlo. Desde la majestuosidad de Cancellara en 2010 hasta el alarde de garra del León de Flandes en el 98.

El Muur y los más grandes ciclistas de cada época tenían una cita el primer domingo de abril. Una cita a la que este año no acudirá. El nuevo final de De Ronde deja fuera a su colina más entrañable. El nuevo final deja fuera a su símbolo, a su ser.